Debo ir hacia Céline mientras lo vuelvo a fundar, lo desplazo; ahí es donde su influencia, naturalmente reformulada, se hace sentir en mis libros. Por razones de forma que en realidad son razones de fondo y sobre todo de oído (...) De manera un poco sumaria, el que no se divierte leyendo a Céline, a pesar de la negrura o la exageración de su discurso, no entiende nada. (...) Hay que liberarlo de los oropeles, los disfraces de loco vociferante y, es obvio, de su antisemitismo. La imagen que entonces predominará será la de un Céline infantil, más exactamente con la inocencia del niño que perdura. Céline es para siempre un inocente en un mundo culpable. Esta ecuación viene de François Truffaut, entrevistando a Hitchcok: “¿No tiene la impresión de que a causa de su educación católica el pecado está siempre presente en sus películas?” Y Hitchcok responde: “¿Por qué me dice eso? Yo siempre describo a un inocente en un mundo culpable.” Sin duda así es como hay que ver a Céline, tal como se describe en todos sus libros: un niño inocente perdido en un mundo culpable.
Philippe Sollers
Philippe Sollers
(Talence, Francia, 1936)
Fue uno de los fundadores de la revista Tel Quel (1960), en 1983 fundó la revista L'Infini. Publicó, entre otras obras, las novelas Une curieuse solitude(1958), Le Parc (1961), Nombres (1966), Lois (1972, Paradis (1981), Femmes (1983), Portrait du Joueur (1984), Le Cœur Absolu (1987), Le Secret (1993), Studio (1997), L'Étoile des amants (2002), Une vie divine (2007) y L'Éclaircie (2012). En ensayo: L'Écriture et l'Expérience des limites (1968), Sur le matérialisme (1974), Théorie des Exceptions (1986), Les Surprises de Fragonard (1987), Sade contre l'Être Suprême (1989), Improvisations (1991), La Guerre du Goût (1994), Éloge de l'infini (2001), Mystérieux Mozart (2001), Illuminations (2003) y Discours Parfait (2010).