“El cura se puso de pie y caminó por un sendero, entre arbustos espinosos. Todos lo siguieron, la vieja que lloraba,
un tipo encima de un burro, la nena de la bicicleta. Dos o tres señoras cantaban, no muy afinadas.
La capilla era blanca, con un campanario exageradamente alto, le pareció a Virginie. Alguien empezó a hacer sonar las campanas y el sonido rodó cerros abajo con una avalancha de ecos.
Los bancos de madera rechinaban a medida que los ocupaban. Se hizo una fila para comulgar. Todavía había luz. Comulgaban y después se arrodillaban en los bancos o rezaban de pie, mirando al piso o al Cristo demasiado lastimado que colgaba del techo. Ellos, por respeto, también lo miraban, tratando de incorporarse a esa oración comunitaria, hasta que advirtieron el cuadro, detrás del Cristo, en la pared del altar.
Virginie caminó por los laterales y se acercó lo más que pudo sin ser demasiado indiscreta. Le temblaban las piernas. Para disimular, primero le sacó fotos al Cristo. Y después al cuadro. La comunión de los pastores estaba en una capilla anclada en las montañas, a más de diez mil kilómetros de donde había sido pintado quinientos años atrás.”

Marcos Crotto

(Ciudad de Buenos Aires, 1980)
En 2011, su cuento “Comunión”, incluido en este volumen con el título “Aguas Secas”, ganó el Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo. Sacramenta es su primer libro.