El Tajo es el río de Lisboa y un tajo es una herida; y si le hacemos caso a los que saben de eso, de herida a herida es como fluyen los afectos y sucede la entrega. No en muchas novelas argentinas los linajes complejos, las migraciones, la historia, la vida de las pasiones, y sobre todo los difusos equívocos de las familias –esas exhaladoras de espectros– encuentran una imagen en donde apoyarse. Es muy probable que Mirta Hortas la haya encontrado al final, en toda su ambivalencia, porque, en vez de abordar un motivo y buscarle relaciones, parece haber buscado sin apremio hasta que de las relaciones surgió un objeto: una novela. Esto es algo que la literatura argentina, tan pudorosa y fuerte en poéticas excéntricas, no suele hacer bien. Mirta Hortas sí. Creo que no hay muchos en el país que escriban con tanta abundancia de recursos discretamente usados y una combinación tan invisible de ritmo argumental, percepción lírica de las cosas, ironía y compasión.

 Marcelo Cohen

Mirta Hortas

nació en Buenos Aires. Fue miembro fundadora del taller literario “Mario Jorge de Lellis” y sus cuentos fueron publicados en revistas como El Escarabajo de Oro. Vivió cinco años en París y dos en Lisboa. Después de una larga interrupción de su trabajo literario, regresó como novelista con la publicación de En espejo ajeno (Galerna, 2005). EL TAJO es su segunda novela, mientras que Punta Rasa permanece todavía inédita y prepara un nuevo libro.