“Por fin llegamos, y en la rompiente los tres movimos el bote desde el agua mientras el supuesto náufrago se quedaba a bordo para no sufrir la sal. La playa estaba sola y quieta. Cuando el mar sólo podía tocarle los tobillos el hombre se bajó. Nosotros arrastramos el bote hasta la arena seca y él, sigiloso, empezó a alejarse.
Como si lo estuviesen esperando en un lugar y él fuese para el opuesto, remontó un médano ahogando entre sus dedos el cuello de la botella, hundiéndose bajo un copo de arena y volviendo a subir, a la deriva. Iba con la carne de su mano sin reflejos de sol, hasta que se lo fumó una brisa vacía.”
Los relatos de Amor a las deudas prueban, por tradición y novedad, que narrar es antes un pudor, una contracción de la experiencia que un medio de amplificación y desmesura. El estilo narrativo de Rubinschik está hecho de una precisa, austera singularidad de ritmos, de una acuchillada contundencia de palabras. Los mundos de Amor a las deudas son escenarios de tensión moral donde la acción deriva en exiguas calamidades, en moderadas, irrevocables decepciones secretamente traducidas de un fondo de humor perplejo y luminoso malestar.
Eduardo Rubinschik
Nació en Buenos Aires en 1967. En 1987 publicó Trama, cuentos, con Mariano Fiszman. En 1991 escribió Con las antenas puestas, obra de teatro para chicos estrenada ese mismo año. Participó en la producción y edición de La intrusa, revista de literatura (1997). Publicó Amor a las deudas (Paradiso, 1999) y Lisböe, o las partes del agua (Paradiso, 2004).