"Y sin embargo, ¿quiero salir, mercachifles, cafishios del progreso económico, guanacos de la planificación social, fantoches, malparidos? He buscado la humildad, no pretendí otra cosa que no transar con la opulencia, me abracé a la sombra tierna del limonero en el fondo de la casa. Yo amé a Horacio, cuyo dulce cántaro nunca fue inclinado y creí creer que un dios prudente envolvía con la noche los sucesos del tiempo venidero, riéndose, el decrépito, y como Horacio quise ser dueño de mí mismo, o algún día en todo caso cruzar el Egeo en frágil botecito de dos remos. No era mala política. Pero mi dios, no el mío, ése al que le debo el nombre, nunca fue prudente: tiene pueblos elegidos, y el que está entre los que él selecciona contrae deudas. (...) A pesar de todo la humildad no era mala política. Tampoco muy resistente. La boca de musgo de una mujer alcanza para derrumbarla. ¿Alcanza?"
Juan José Saer ha celebrado la obra narrativa de Marcelo Cohen considerándola una de las más valiosas de la literatura argentina contemporánea.
Marcelo Cohen
Nació en 1951. Escritor y traductor. Entre 1975 y 1996 vivió en Barcelona. Entre sus obras de creación están las novelas El oído absoluto, El testamento de O’Jaral y Donde yo no estaba, los cuentos recogidos en El fin de lo mismo y Los acuáticos y el volumen de ensayos ¡Realmente fantástico!.